Más allá del Arcoíris de Alberto de Belaúnde

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En estas entrevistas a políticos LGTB de ocho países en Latinoamérica encuentras que, tanto en los de “izquierda” como en los de “derecha”, existe una preocupación común por el incremento de la presencia de las iglesias evangélicas en la política con una agenda ultra conservadora.

En Colombia, Claudia López fue demandada por un pastor evangélico, en una acusación sin sentido, solo para hacer escarnio de su “pecado”.

En Guatemala los de la campaña contra la llamada “ideología de género” solicitaron la renuncia de Sandra Morán del Foro Parlamentario de Mujeres porque “hace alarde de su condición de lesbiana, eleva el lesbianismo a causa política y revela su propósito de apoyar la agenda LGBT.”

En Venezuela, cuando el 100% de su asamblea nacional era chavista, el 40% llegó a ser evangélico. Tamara Adrián cuenta de la gran participación en el gobierno de Chávez “de fundamentalistas católicos, el Opus Dei y evangélicos […] La antigua presidenta del Tribunal Supremo era evangélica, la antigua rectora del Consejo Nacional Electoral encargada del registro civil era otra evangélica, el director del registro civil es fundamentalista católico, y así sucesivamente.”

Incluso en el paraíso uruguayo un pastor evangélico “acusó a la comunidad LGBTI de ser promotora de la pedofilia y la destrucción de la familia.”

Pero también hay optimismo. Una de las palabras que más repiten los entrevistados es “primera vez”. Primera vez que sale elegido un congresista gay, un concejal gay, una congresista lesbiana, una asambleísta trans, una regidora trans, primera vez que se presenta una iniciativa por los derechos de personas trans… Eso nos muestra lo radical que está siendo el movimiento LGTB para cambiar Latinoamérica.

Otra sensación de cambio es en la cultura, en la sociedad. El haber salido del clóset para emprender abiertamente labores políticas no solo ha hecho que el tema destaque, que se discuta, ha hecho que se discuta sin prejuicios, derribando esterotipos.

En los países donde más se ha avanzado como Argentina y Uruguay “Las leyes lograron transformaciones culturales importantes” dice María Rachid de Argentina. Pero en lugares como Perú y Guatemala el tener políticos fuera del clóset ya promueve también un cambio cultural.

La transversalidad es otro tema importante mencionado en las entrevistas. Pero no deja de plantear problemas. Luisa Revilla lo expresa así:

“Dentro de la plataforma LGTBI [de La Libertad] tenemos apristas, apepistas, pepecistas, fujimoristas, etc., y siempre decimos: ‘Nuestras diferencias no van a empañar el objetivo que tenemos’, pero como muchas personas todavía no tienen el espacio político, existe la envidia y el egoísmo. Esos son algunos de los motivos por los que tal vez no hayamos podido avanzar más. Siento que entre nosotras mismas nos hacemos daño, pero solo nosotras podremos parar eso.”

De Belaúnde conversa cordial y productivamente con representantes de todos los espectros. Recibe ideas y recomendaciones tanto de políticos de izquierda como de derecha. El tema LGTB debe ser un tema transversal a todos los partidos le dicen. Pero no parece ser fácil de implementar. El partidismo gana. Y no faltan quienes ven cucos en el extremo opuesto: De Belaúnde, congresista de un partido de “derecha” sería post marxista si hiciéramos caso al grupo reaccionario que cree ver una nueva agenda marxista en la defensa de los derechos LGTBI.

Conmueve leer en el mismo libro los casos de Sergio Urrego en Colombia, que se suicidó por el bullying homofóbico, el de Zamudio en Chile, que fue torturado y asesinado por ser homosexual, el de Zuleymi Aylen, la chica trans de 15 años que fue asesinada en Trujillo, en el distrito donde, hacía unos meses había ganado una regiduría una mujer trans.

El libro nos permite conocer experiencias como la del teniente alcalde de la municipalidad provincial de San Martín en la región San Martín que, siguiendo correctamente la ley, le negó el permiso a usar la plaza principal al colectivo antiderechos Con mis hijos no te metas, por lo que empezó a recibir amenazas de muerte. Que es católico pero que tuvo que retirarse de una misa “porque el sacerdote hablaba específicamente de los maricones, de los homosexuales, tratándolos de depravados, de desviados.”

Es un libro sobre políticos y sobre sus estrategias de política, pero son políticos particulares, que involucran su historia de vida en su labor. Sin proponérselo (de Belaúnde es muy racional y frío al preguntar, al escribir) el libro conmueve y te anima a la acción.

 

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